Puede que te estrese comprar regalos o quizá sientas ansiedad ante la perspectiva de celebrar cenas en familia, pero lo cierto es que en esta época se dan todo tipo de situaciones que pueden afectarnos más o menos según nuestra personalidad. Durante las semanas previas a las fiestas navideñas nuestra agenda se llena de eventos, celebraciones y gestiones a realizar como comprar regalos, preparar menús, cenas de trabajo… Además, en muchas ocasiones, las vacaciones escolares no coinciden con las nuestras.
Para evitar el estrés que puede generar estas gestiones extras, organizarse es primordial. Con una buena planificación, te ahorrarás acumular tareas para el último momento y evitarás posibles colas y aglomeraciones en las tiendas. ¡Optimiza tu tiempo!
Las celebraciones navideñas son cosa de todos. Comparte las tareas y responsabilidades con tu entorno si es posible.
1. Planifica con anticipación:
- Haz una lista clara de las tareas y prioriza lo importante.
- Establece un presupuesto para regalos, comidas y eventos para evitar preocupaciones financieras.
- Divide las tareas en pequeños pasos diarios para evitar acumular pendientes.
2. Establece límites y aprende a decir “no”
- No tienes que aceptar todas las invitaciones ni cumplir con todas las expectativas.
- Comunica tus límites de manera clara y amable, tanto en gastos como en compromisos sociales.
3. Simplifica las tradiciones
- No te sientas obligado a seguir todas las tradiciones familiares si te generan estrés.
- Considera opciones más simples: cenas pequeñas, regalos simbólicos o actividades relajadas como ver películas navideñas.
4. Dedica tiempo para ti mismo
- Reserva momentos para actividades que te relajen: leer, caminar, meditar o tomar un baño caliente.
- Practica ejercicios de respiración consciente, que ayudan a calmar el sistema nervioso.
5. Pide y acepta ayuda
- No cargues con todo; delega tareas a familiares o amigos.
- Pide ayuda para decorar, cocinar o incluso envolver regalos.
6. Enfócate en lo esencial
- Recuerda que la Navidad no se trata de perfección, sino de conexión y gratitud.
- Practica el enfoque en el momento presente para disfrutar más y preocuparte menos.
Es importante practicar la gratitud activa, cada día, dedica unos minutos a reflexionar sobre lo que agradeces. Esto te ayuda a centrarte en lo positivo y dejar de lado las expectativas poco realistas. Si estás con tu familia o amigos, puedes iniciar una tradición de compartir algo por lo que estén agradecidos durante la cena o reunión.
No necesitas tener la casa perfecta, el menú más sofisticado o los regalos más caros. La autenticidad es más valiosa que la perfección. Haz lo que puedas con los recursos que tienes, y no te castigues por no cumplir con estándares irreales.
Si no tienes tiempo para cocinar, compra algo sencillo y enfócate en disfrutar la compañía en lugar de preocuparte por impresionar.
Vive el momento presente, en lugar de anticipar lo que podría salir mal o preocuparte por lo que falta por hacer, presta atención a lo que está ocurriendo ahora.
Te invitamos a usar todos tus sentidos: disfruta del olor del pino si tienes la suerte de tener uno natural, el sabor de la cena, disfruta de los abrazos, de las risas de los niños, etc.
Cuando te concentras en lo esencial, eliminas lo innecesario y te permites disfrutar de la Navidad como una experiencia de conexión y alegría. Estar vivos es un regalo! Afortunadamente la actitud depende de ti siempre.